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martes, 23 de junio de 2015

ISIDORO A. GÓMEZ MONTENEGRO



Corazones imantados

A: Luz S. P.


Amor… mundo… pecado
puro en blasfemia.
Mujer… atraes al hombre,
tus pies dos palomas
cabello hilado, látigo beatífico
tu aroma llena el aire de
lirio azul, roto.
Desclavé mi largo afán
en epifanía.
Surge tu silueta… leve soplo de brisa.
Resplandor brevemente ciego;
estela de agua marina…
agua de amor.
Rostro femenino con visaje,
carne de exaltado soplo
igual al amor del pasado.
Desmoronándose  amor de estío.
Tu cuerpo se propala en dócil ala,
en piadosa tormenta o vendaval  y
asfixiantes rebotes de sol.
  
Estoy al borde del enigma del amor,
onda de tiempo manso.
Mojas mis húmedos labios,
siento tu abrupto aroma a la orilla del mundo
en alterado oleaje.
Amor en desdentada mirada…
cobrará la vida su factura.
Nos inundarnos de enhiesta primavera.
El amor y yo… volvemos;
se entreabre la puerta del amor.
Lejos… estruendos y ascuas.
En retumbantes grutas
nos llega el amor sin furia,
desaparece el hilo de la ira,
se controla, llega el frescor.
Corazones imantados y
nuestras siluetas.
  




Perpetuo recuerdo


El agua corre entre riscos.
Tus brazos se abren
cual algas de río.
Formas residuales
dejan huella de amor.
Perpetúo tu recuerdo,
la cadencia de tu voz.
Tus caderas me guían
al amor prohibido…
impulsivo.
Hierros candentes
son tus pezones erectos.
Viento disoluto…
Ruido silencioso, lánguido…,
orgásmico a ritmo estrangulante.
Bebo tu aliento, la magia.
Disimulado oblicuar de labios,
la alcoba aislada, los muslos urentes.
Quietos ahogamos
la morbosa agudeza
de repetir y repetir.
Dilato las palabras,
cerca de la acera.
  
Al final busco permanecer…
¡No vivir en un corazón prestado!
La calle me devuelve el sueño,
desgarradas alas de angustia y
estrellas barren mis deseos.


Isidoro A. Gómez Montenegro
México

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